Ellos ya las probaron. Esto es lo que dicen.
¡Son adictivas! Probé una por curiosidad y ahora no puedo parar. Se nota que están hechas con amor.
Crujientes, dulces y perfectas. No imaginé que una palmerita pudiera ser tan buena. Ahora siempre quiero tener una cerca.
Textura crujiente, dulzor perfecto y ese sabor mantequilloso que enamora. Una palmerita no es suficiente. Ni de cerca.